Las enfermedades no transmisibles matan a 38 millones de personas cada año, llamamos enfermedades no transmisibles a aquellas que no tienen origen genético y que en cambio son provocadas por el estilo de vida y una alimentación inadecuada, son enfermedades no transmisibles:
- Cardiopatías: Hipertensión, altos niveles de colesterol
- Accidentes cerebrovasculares
- Cáncer
- Diabetes
Esto no sólo supone un coste emocional y de deterioro de calidad de vida en las personas que la padecen y en las que comparten su vida con ellos, también supone un alto coste económico para las empresas.
Las empresas han de sufrir innumerables bajas por parte de los trabajadores, rotación de personal, malestar de los compañeros que en muchas ocasiones tienen que hacer el trabajo de la persona que está de baja, absentismo laboral, altas cuotas a las mutuas y un sinfín de problemas derivados.
La Red Europea de Promoción de la Salud en el Trabajo (ENWHP) ha concluido que cada euro invertido en programas de promoción de la salud en el trabajo genera un retorno de la inversión de entre 2,5 y 4,8 euros en absentismo y de entre 2,3 y 5,9 euros en costes de enfermedad
Es por eso, que desde las empresas deben partir iniciativas para promover hábitos de alimentación y estilos de vida saludables. Los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo, destinados a luchar contra el sedentarismo y la alimentación inadecuada, resultan efectivos para mejorar los factores de riesgo como la obesidad, diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Ocuparse de la dieta y la actividad física en el lugar de trabajo abre la posibilidad de:
- Mejorar la salud de los trabajadores;
- Contribuir a una imagen positiva y social de la empresa
- Reducir la rotación de personal
- Absentismo laboral
- Aumentar la productividad
- Reducir las ausencias por enfermedad,
- Rebajar los costos de la asistencia médica
- Disminuir las cuotas de los seguros de accidente y discapacidad de los trabajadores
¿Es posible influir en conductas de calidad de vida en gran número de personas?
A esta pregunta la respuesta es sí, siempre que se haga desde distintos flancos y siempre con unas bases irrefutables y coherentes.
Los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo tienen la posibilidad de llegar a una proporción importante de trabajadores adultos y que estos a su vez los trasladen al entorno familiar, de esta forma con una sola acción estamos triplicando o cuadriplicando los efectos. Desde el entorno laborar se pueden fomentar conductas saludables de una forma directa:
- Con charlas y talleres presenciales de vida saludable, educación nutricional, dieta saludable, etc.
- Aumentando la disponibilidad de alimentos saludables en el entorno laboral, como por ejemplo en la cafetería.
- Evitando el uso de máquinas que distribuyen bollería industrial, refrescos azucarados, snacks salados, etc..
- Incrementando las oportunidades de realizar actividad física.
- Fomentar el uso de la escalera en detrimento del ascensor, colocando carteles informativos.
- Enviando mensajes de hábitos saludables a través de las redes internas de ordenador, indicaciones estratégicamente situadas en servicios pasillos, salas de reuniones, etc.
- Pasando periódicamente test de vida saludable y preferencias alimentarias.
Es por eso que los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo pueden considerarse como iniciativas estratégicas dirigidas a proteger los recursos humanos y financieros de la empresa con beneficios económicos notables:
- Se evitan costos sanitarios innecesarios,
- Se aumenta la productividad al reducir el absentismo laboral y la rotación de personal.
- Se motiva a los empleados a través de un compromiso manifiesto con su bienestar.
- Se reducen los costes de los planes de asistencia sanitaria y de las indemnizaciones por accidente de trabajo y por discapacidad.
- Reduce el presentismo, es decir, el hecho de acudir al trabajo enfermo y de no rendir como cuando se está sano, que puede llegar a ser del 33% o más.
¿Qué ofrecemos?
Es cierto que los trabajadores pasan un examen médico anual a costa de la empresa, pero, es voluntario para el trabajador someterse a el, y por otra parte, de ese chequeo el trabajador obtiene un diagnóstico, así sea hipertensión, diabetes, colesterol, etc., pero ninguna otra cosa que le ayude a realizar los cambios que debe hacer en su estilo de vida y su alimentación para mejorar o revocar totalmente el diagnóstico.
- Valoración del personal a través de un análisis antropométrico completo, indicándole:
- Peso actual
- Peso recomendado
- IMC
- Masa muscular
- Grasa corporal
- Grasa abdominal
- Masa ósea
- Recomendaciones nutricionales en general
- Recomendaciones nutricionales según patologías
- Dieta personalizada según sus características personales, edad, sexo, tipo de trabajo, etc.
- Charlas periódicas sobre alimentación equilibrada y estilo de vida saludable.