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La alimentación no es cuestión de sexos

¿Qué está pasando con la alimentación?

Aunque voy a hablar de alimentación, voy a dar un pequeño rodeo en modo de reflexión.

Estaba pensando yo, en cuánto me gustaría ser youtuber, o instagramer, influencer… no sé esas cosas que se llevan ahora y que tienen millones de seguidores.

Pero, creo que no podrá ser… porque yo no sé sacar la lengua para hacerme una foto con tanta gracia como lo hacen las influencers del momento, ni tampoco se poner esos morritos en las fotos de las juergas nocturnas de los viernes y sábados. Claro, que a lo mejor va a ser porque yo no voy de juerga hace mucho tiempo, jajaja!

Pero no seré influencer, sobre todo, porque lo que digo no mueve masas, no enseño a hacerse un recogido super chuli en 3 pasos, ni a decorar tus uñas de lo mas «in», ni me pongo ropa de marca de moda. Lo que yo digo es algo mas duro de oír. Yo digo que la alimentación requiere su tiempo, que hay que buscar el momento, de comprar, cocinar y organizar la comida de toda la familia.

Me da igual si cocina mamá, papá, la abuela o la vecina del quinto, pero una dieta equilibrada y saludable no se compra en bolsas, ni en paquetes ni en latas de conserva.

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De como se fue perdiendo la costumbre de cocinar

Cuando era niña la comida tenía un peso muy importante en la agenda del día. Lo primero que hacías después de desayunar era pensar que íbamos a comer, ir a comprarlo y luego cocinarlo.

Yo soy de la EGB. En ese método se valoraba la alimentación, clases de cocina, economía familiar… no teníamos móviles, ni internet, ni todas esas cosas chulas de las que disfrutan nuestros hij@s hoy en día.

El caso, es que ya, en aquellos años 80, la cosa empezó a cambiar, y se hablaba de igualdad entre niños y niñas. Yo me las prometía felices, pensando en que el guapo de la clase o los guapos, que había varios, se apuntarían a clase de cocinas para ser iguales. Me imaginaba cocinando con aquellas prendas, iban a ser las mejores clases de cocina!!

Por desgracia, mi felicidad duró poco… pronto pude comprobar que la igualdad no iba por ahí, sino todo lo contrario. No eran los niños los que iban a aprender las mismas cosas que las niñas, sino que eran las niñas las que iban a dejar de aprender a cocinar o coser, porque eso no era progre, era algo de abuelas, que en su vida, con toda seguridad, no les iba a servir para nada.

Ahora mis compañeras de clase se apuntaban a fútbol, a hockey, baloncesto, balonmano, en fin…todas esas cosas que el sexo masculino disfrutaba,  y a las mujeres nos estaba algo vetado.

A mí, el deporte no se me daba muy bien, y mi madre, tampoco lo acababa de ver.  Así que yo seguí con mis labores, mis mates, mis ciencias, mis clases de cocina y de economía familiar… En realidad, no sabía muy bien si eso me iba a servir o no en el futuro. Simplemente lo hacía porque me gustaba y estaba ahí, entraba dentro de mi vida de entonces.

El tiempo me ha demostrado que la alimentación era y es importante

Ha pasado el tiempo y mi profesión me ha llevado a reflexionar sobre aquel tema, y he llegado a la conclusión de que si, si me sirvió y mucho!!

Cada día veo personas de mi edad y más jóvenes con sobrepeso y obesidad. Tristemente he llegado a la conclusión de que, en realidad, no es porque coman en exceso, que también. El problema es que en sus vidas no tienen lugar para la organización de la comida, no saben hacer una lista de la compra y mucho menos cocinar.

Esto que por aquellos años se veía algo nimio y antiguo, nos ha llevado, en la actualidad, a un grave problema de salud. Un estudio de la Sociedad Española del Corazón revela que en España casi el cuarenta por ciento de la población (el 39,3%) tiene sobrepeso, y el 21,6% obesidad.

“Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), «cada 2 segundos, alguien muere, prematuramente, por  enfermedades no transmisibles en algún lugar de mundo».  Una cifra que no es menor en España, donde 9 de cada 10 personas muere por una enfermedad no transmisible, tales como patologías cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedad respiratoria crónica, entre otras.

Irónicamente, estas enfermedades son totalmente evitables con una buena alimentación, todas esas muertes podrían evitarse, únicamente, comiendo de forma saludable y con  un estilo de vida activo.

Mi reflexión es:

Quizás, y sólo digo, quizás, la igualdad la entendimos mal, más bien la entendieron mal. Quizás no se trataba de cambiar papeles,  quizás,  no era cuestión de abandonar lo que cada sexo hacía bien, sino de hacer  un intercambio real de aptitudes y actitudes.

Educar a niños y niñas bajo el mismo patrón,  sería  dar un paso de gigante en la maduración de una sociedad que aspira a vivir, cada vez, mas año con mejor calidad de vida.

Hombres y mujeres tienen el mismo derecho a ser autosuficientes e independiente.

Importancia de la alimentación en la infancia: http://cort.as/-L7Zt

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