El cuerpo nos pide hidratos de carbono
¿Siente la necesidad de comer hidratos de carbono refinados como pan blanco, bollería, pastelería, chocolate y otros carbohidratos?
¿Quizá este usted en el grupo de personas que desean perder peso y les es prácticamente imposible? La respuesta puede estar en la clase de carbohidratos que usted consume.
Una parte de la energía que obtenemos con los alimentos es utilizada para la reparación, reproducción celular y mantenimiento de las funciones corporales de los diferentes sistemas.
La otra parte de la energía es depositada en forma de grasa en el tejido adiposo para futura utilización.
En condiciones normales, estos dos sistemas trabajan en armonía.
¿Que pasa cuando comemos hidratos de carbono?
Cuando comemos hidratos de carbono estos se metabolizan y producen elevación de glucosa en sangre, en ese momento la hormona insulina es liberada al torrente sanguíneo.
La función de la insulina es:
- Llevar la glucosa a las células,
- Producir energía, y
- Almacenar la energía no utilizada en el tejido adiposo o tejido graso.
Una vez completado el ciclo, los niveles de insulina en sangre bajan y una segunda hormona llamada glucagon entra en acción.
El glucagón es la encargada de consumir esa energía depositada en forma de grasa en las necesidades del organismo.
Estos dos sistemas tienen que trabajar en balance, si alguna de las dos hormonas no trabaja bien, se produce un desequilibro en el
¿Qué ocurre cuando la insulina y glucagón están descoordinados?
El problema es que estas dos hormonas no siempre actúan en balance y el exceso de la insulina puede limitar la salida de glucagon.
Cuando los niveles de insulina continúan elevados durante mucho tiempo, el glucagón no puede hacer su función de recuperar las reservas para su degradación como energía. Los órganos y músculos se defienden creando la condición llamada «resistencia a la insulina».
En esta circunstancia, la glucosa no llega, adecuadamente a los órganos y músculos y el exceso de glucosa en la sangre será convertida en grasa de reserva y la persona ganará peso.
Este es el círculo vicioso de la adicción a los hidr,atos de carbono que es imposible de quebrar sin un entendimiento del padecimiento.
Aproximadamente el 75 % de las personas con exceso de peso y el 40 %de las personas con peso normal son adictas a los hidratos de carbono.
El paciente con adicción a los carbohidratos, siente hambre rápidamente después de comer, porque los niveles de azúcar son «barridos» de la sangre por el exceso de insulina.
En ese caso se puede una «hipoglucemia» que induce a la persona a volver a comer de nuevo. Así continúa el círculo vicioso que no se pude romper sin una alimentación equilibrada, libre de hidratos de carbono de bajo índice glucémico.