¿Por qué hay toxicidad en los alimentos?
Cuando hablamos de la toxicidad de los alimentos, nos referimos a que los seres humanos estamos al final de una cadena trófica; esto significa que somos los consumidores últimos de una larga cadena de seres que se alimentan unos de otros.
Dicho de otra manera: lo que estos animales han incorporado en sus células y tejidos a través de la alimentación, pasará a nuestras propios tejidos. La carne de cerdo, vaca, pollo, sardina, atún, etcétera, pasará a ser carne de David, Juan, Carmen…
¿De dónde procede la toxicidad de los alimentos?
El «Comité de Protección de los Alimentos» de los Estados Unidos, definió en 1959 la seguridad de los alimentos como «la práctica certeza de que no se derivará ningún daño o lesión del uso de una substancia en una forma o cantidad propuesta».
Un alimento puede adquirir características tóxicas en cualquiera de las fases del proceso de manipulación del mismo, desde su génesis hasta su preparación antes de ser ingeridos por cualquier persona.
Las explotaciones intensivas actuales son una fuente de toxicidad en los alimentos, ya que es muy frecuente el uso de medicamentos para prevenir y tratar las enfermedades que el hacinamiento produce.
Si el animal en cuestión ha sido criado en una explotación intensiva, tanto sus nutrientes como los medicamentos o antibióticos que haya ido incorporando a sus tejidos y cualquier resistencia que haya generado, pasarán directamente a nuestro organismo.
¿Qué hay de la toxicidad en los alimentos de animales transgénicos?
La cría de ganado transgénico está prohibida en Europa, al contrario que en EEUU, pero el comercio del semen de animales transgénicos no lo está. Con lo cual, nos estamos comiendo a sus descendientes genéticamente modificados, lo queramos o no, sin que estén suficientemente estudiados los efectos a largo plazo de estas modificaciones.
La toxicidad en los alimentos, también en los productos del mar
Por otra parte, la toxicidad de los alimentos no se queda solamente en la tierra, como en el caso del panga que llega a ser un peligro para la salud. Si acudimos al pescado como fuente alternativa de proteínas , hay que tener en cuenta que la actividad humana ha convertido a los mares en vertederos tanto de nuestros desechos como de los de la industria. Por todos ellos, los niveles de mercurio en los peces son cada vez más altos.
El nivel actual de mercurio de los españoles está muy por encima de los máximos permitidos como seguros, y es muy superior al de los estadounidenses o los alemanes. Los grandes pescados provenientes del mediterráneo son los más contaminados.
Por poner un ejemplo, la dieta de los esquimales, considerada como una dieta cardioprotectora y saludable, en la actualidad empieza a hacer aguas; muchos de sus escolares actuales padecen graves problemas de audición, visión y aprendizaje debido al mercurio.
¿Qué podemos hacer al respecto?
- Cuidar de nuestro entorno, tanto en la tierra como en el mar, es una prioridad para cuidar también de las personas.
- Exigir cultivos limpios en suelos vivos está en nuestra mano como consumidores.
- Criar menos animales, y de forma saludable, con alimentos sin pesticidas ni restos de otros animales, será bueno para nosotros, para nuestro medio ambiente y para nuestra supervivencia.