La salsa de tomate casera es uno de esos básicos que cambian por completo cualquier plato sencillo: aporta sabor, cuerpo y ese punto “hecho en casa” que no se consigue con opciones industriales. Cuando tienes un tarro listo en la nevera, improvisar una comida rica y equilibrada se vuelve mucho más fácil, tanto en días de frío como en semanas ajetreadas en las que apetece cocinar sin complicaciones.
Cómo aprovechar la salsa de tomate casera en tu cocina diaria
Su gran ventaja es la versatilidad. Funciona como base para platos rápidos, como acompañamiento de verduras, o como toque final para dar jugosidad a recetas que, de otro modo, quedarían planas. Si sueles tirar de platos fáciles entre semana, te resultará especialmente útil en elaboraciones de pasta: aquí tienes más ideas en recetas de pasta donde una buena salsa marca la diferencia. También es perfecta para completar menús sin esfuerzo, por ejemplo en guarniciones saludables que piden un extra de sabor.
Qué hace que una salsa de tomate casera quede realmente sabrosa
Más allá de “cocer y ya”, el resultado final depende de dos cosas: el equilibrio de sabores y el punto de textura. Cuando la salsa reduce lo suficiente, se concentra el gusto y queda más untuosa; si además ajustas el toque de sal y especias al final, el sabor se afina y no domina la acidez. Esa textura es clave: una salsa demasiado líquida resbala y no se integra, mientras que una más ligada se adhiere mejor a la comida y mejora cada bocado. Si te gusta cocinar con enfoque práctico y repetir básicos que funcionan, en recetas tienes más preparaciones de fondo de armario para organizar tu semana.
Una opción más saludable que muchas salsas comerciales
Preparar salsa de tomate casera te permite controlar el contenido real del tarro: sin extras innecesarios y con un perfil más alineado con una alimentación basada en comida de verdad. Si quieres profundizar en hábitos y elecciones inteligentes en la cocina, puedes consultar materiales de educación nutricional en la Fundación Española de la Nutrición.
- Te ahorra tiempo: deja lista una base para varias comidas.
- Mejora platos sencillos sin necesidad de salsas pesadas.
- Se adapta: más fina para “base” o más rústica para acompañar.
En resumen, la salsa de tomate casera es un comodín que merece un hueco fijo en tu cocina: te ayuda a comer mejor, con más sabor, y sin depender de soluciones rápidas que no siempre encajan con lo que buscas.
Ingredientes
Para 10 raciones (cantidades orientativas).-
50 g de aceite de oliva
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150 g de cebolla en cuartos
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3 dientes de ajo
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½ cubilete de orégano seco (o al gusto)
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1600 g de tomate maduro
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Sal
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Pimienta al gusto
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Azúcar (opcional, 1–2 cucharadas)
Preparación
Elige el método de cocinado.- Pela (si quieres) y trocea los tomates en dados.
- Calienta el aceite en una cacerola, pela los ajos y dóralos sin que se quemen.
- Pela, lava y corta la cebolla; añádela y sofríe hasta que quede transparente.
- Incorpora el tomate picado, salpimenta, tapa y cocina a fuego medio unos 30 minutos, removiendo de vez en cuando.
- Retira del fuego y tritura con batidora. Si queda líquida, cocina 10–15 minutos más destapado hasta espesar.
Versión Thermomix
- Pon ajo y cebolla en el vaso y trocea. 4 seg / vel 4
- Sofríe sin cubilete. 10 min / Varoma / vel 1
- Añade orégano, tomate, sal y pimienta. 20 min / Varoma / vel 1
- Quita el cubilete y coloca el cestillo sobre la tapa.
- Programa para espesar y trocear ligeramente. 5 min / Varoma / vel 2
- Rectifica de sal y pimienta.
Información nutricional
Valores aproximados por ración para 10 raciones.- Energía: 85 kcal
- Proteínas: 2 g
- Hidratos de carbono: 8 g
- Grasas: 5 g
- Fibra: 3 g
- Sal: 0.5 g
Consejos y variaciones
- Si el tomate queda muy ácido, añade el azúcar opcional poco a poco (mejor al final) hasta equilibrar el sabor.
- Para una salsa más aromática, ajusta el orégano al gusto (puedes usar menos o más según prefieras).
- Si la quieres más espesa, prolonga la reducción sin tapa 10–15 minutos (en tradicional) o mantén Varoma con el cestillo en Thermomix para evaporar mejor.
- Textura fina o rústica: tritura más (resultado suave) o menos (más “tropezones”) según el uso que le vayas a dar.