¡Da el paso! Del sedentarismo a una vida activa y llena de energía

Pasar del sedentarismo a una vida activa puede ser la decisión que lo cambie todo: tu energía diaria, tu salud cardiovascular, tu peso y hasta tu estado de ánimo. Vivimos en una sociedad que nos empuja a sentarnos cada vez más, pero tu cuerpo está diseñado para moverse y te lo recuerda con cansancio, dolor de espalda, falta de energía y kilos de más.
La mayor parte de los puestos de trabajo actuales son sedentarios, muy al contrario de lo que sucedía hace 40 o 50 años. Antes, la mayoría de los empleos eran activos y de fuerza, y apenas se podía estar sentado durante la jornada laboral. Tampoco existía tanta variedad de vehículos a motor, así que las personas caminaban más y se movían mucho más a diario.
Del sedentarismo a una vida activa: cómo afecta a colesterol y triglicéridos
A partir de las décadas de los años 80 y 90, la población empieza a presentar niveles altos de colesterol y triglicéridos casi como si fuera una “moda”. Esta subida no se debe solo al sedentarismo, también a una alimentación cada vez más alejada de la cocina tradicional y de la dieta mediterránea.
Las mujeres se incorporan a la universidad y al mundo laboral, y la alimentación casera de nuestras madres y abuelas pasa a un segundo plano. La industria alimentaria, siempre atenta, llena los congeladores de los supermercados con comidas semipreparadas, listas en pocos minutos de microondas, pero repletas de sal, azúcar y grasas trans.
Estos alimentos ultraprocesados son el trampolín perfecto para el aumento de la diabetes tipo II, los triglicéridos y el colesterol, las llamadas enfermedades no transmisibles. Por eso, pasar del sedentarismo a una vida activa y recuperar una alimentación saludable es la combinación ganadora para cuidar tu salud.
Por qué es necesario pasar del sedentarismo a una vida activa
El sedentarismo se considera ya un problema de salud pública. Se calcula que es responsable de millones de fallecimientos prematuros al año en todo el mundo. Cuando pasamos muchas horas sentados, nuestro cuerpo lo nota en forma de:
- Aumento de la sensación de hambre y picoteo constante.
- Más visitas a la despensa o al frigorífico por aburrimiento, no por hambre real.
- Menos energía y más cansancio ante pequeños esfuerzos.
- Empeoramiento de la calidad del sueño y más dificultad para descansar bien.
Al contrario, dar el paso del sedentarismo a una vida activa mejora la circulación, ayuda a regular la glucosa, baja colesterol y triglicéridos y protege el corazón, el cerebro y las articulaciones.
Cambios en tu salud al pasar del sedentarismo a una vida activa
Primeros días al pasar del sedentarismo a una vida activa
Los primeros días que pasas del sedentarismo a una vida activa es normal sentir que todo cuesta. Tu cuerpo está saliendo de su zona de confort:
- Te agotas rápidamente con esfuerzos pequeños.
- Notas agujetas en músculos que ni sabías que existían.
No es una señal de que lo estés haciendo mal. Es la demostración de que tus músculos se están despertando y tu sistema cardiovascular comienza a adaptarse.
Tras algunas semanas de vida activa
Después de unas semanas manteniendo el hábito, la práctica regular de ejercicio hace subir tu ritmo cardíaco de forma saludable, mejora el riego sanguíneo y el oxígeno llega con más facilidad a órganos vitales como el corazón y el cerebro.
- Te fatigas menos al caminar o subir escaleras.
- Las agujetas se vuelven mucho más leves o desaparecen.
- Estás más alerta y concentrada.
- Empiezas a recuperar energía y motivación.
Después de 2 meses del sedentarismo a una vida activa
A los dos meses, los beneficios de pasar del sedentarismo a una vida activa ya son muy visibles:
- Tu resistencia física sube y te sientes más en forma.
- Cada vez te cuesta menos cumplir con tu entrenamiento.
- Las actividades cotidianas ya no suponen un esfuerzo excesivo.
- Sigues ganando energía y te apetece más moverte.
- Tu sueño es más tranquilo y reparador.
A los seis meses de vida activa
A los seis meses de ejercicio constante, tu cuerpo ha cambiado por dentro y por fuera:
- Hacer deporte ya no es un reto, es una necesidad que tu cuerpo te pide.
- Te sientes mucho más fuerte y ágil.
- Tus músculos se ven más tonificados y tu postura mejora.
Un año viviendo del sedentarismo a una vida activa
Si llevas un año manteniendo tus hábitos, ¡enhorabuena! Has cambiado el chip. El deporte y una alimentación coherente forman parte de tu estilo de vida.
- Tus huesos han ganado densidad, alejando la osteoporosis y la artritis.
- Los niveles de azúcar en sangre se han normalizado, reduciendo el riesgo de diabetes tipo II.
- Los triglicéridos y el colesterol han bajado, disminuyendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Con todo esto, no solo habrás ganado años de vida, también habrás ganado calidad de vida. 👉 Cuéntame en comentarios qué pequeño paso vas a dar hoy para empezar tu camino del sedentarismo a una vida activa.