El azúcar, la droga más consumida del mundo y sus efectos en tu salud

Hablar de el azúcar la droga más consumida del mundo no es exagerar. Cada persona ingiere de media entre 25 y 30 kilos de azúcar al año, muchas veces sin ser consciente, porque gran parte de ese azúcar está “escondido” en productos ultraprocesados que forman parte de nuestra vida diaria.

Aunque tenemos la sensación de que tomamos menos azúcar porque usamos cada vez más edulcorantes en el café o las infusiones, la realidad es muy distinta. La sociedad actual afirma rechazar el azúcar y las grasas, pero vivimos en la época con más sobrepeso y obesidad de la historia.

Este autoengaño es peligroso. A pesar de consumir más edulcorantes, seguimos ingiriendo cantidades muy elevadas de azúcares añadidos perjudiciales para nuestro organismo. Y, lo que es más preocupante, cada vez damos a nuestros hijos más alimentos industrialmente procesados, cargados de azúcar para potenciar el sabor y adaptarse al paladar infantil.

Cuando hablamos de el azúcar la droga más consumida del mundo, no nos referimos solo al que añades a tu café. El azúcar está presente en casi todos los productos procesados, incluso en aquellos que se anuncian como “salados”.

Algunos ejemplos donde se esconden los azúcares añadidos:

• Snacks salados: patatas fritas de bolsa, galletitas saladas, salsas listas para usar… Muchos contienen azúcar para potenciar el sabor. Puedes verlo en la etiqueta como azúcar, dextrosa, jarabe de glucosa, jarabe de maíz, etc. Más información aquí: azúcares añadidos en snacks y procesados.
• Zumos de frutas comerciales: además del azúcar propio de la fruta, suelen llevar azúcares añadidos. Por eso, siempre es mejor tomar la fruta entera antes que en zumo.
• Fiambres, embutidos y productos cárnicos procesados: con frecuencia incorporan azúcar para realzar el sabor y mejorar la textura.
• Salsas industriales: ketchup, barbacoa, mayonesa, algunas vinagretas comerciales… también suelen contener azúcar añadido.

Decimos que el azúcar es la droga del siglo XXI por sus efectos sobre el organismo y, especialmente, sobre el cerebro:

• Activa las neuronas de recompensa y motivación en el cerebro.
• Libera dopamina, el neurotransmisor del placer y la recompensa.
• Tras consumir azúcar, la glucosa sube rápidamente en sangre y sentimos una especie de “subidón” de energía y ánimo.

El problema llega después. Ese estímulo es momentáneo; al bajar la glucosa, nuestro cuerpo se queda sin “combustible rápido” y aparece el bajón: cansancio, irritabilidad, nerviosismo, dificultad para concentrarse. Entonces, el cerebro vuelve a pedir otra dosis de azúcar.

Este ciclo repetitivo a lo largo del día agota al organismo y a la mente. El cuerpo puede soportar estas “sobredosis” de azúcar durante años, pero con el tiempo aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 debido a un páncreas sobrecargado y cada vez menos eficiente.

En la infancia, el impacto de el azúcar la droga más consumida del mundo es aún mayor. Los niños están en pleno crecimiento, aprendizaje y desarrollo cerebral, y el exceso de azúcares añadidos tiene un “plus” de riesgo: reeduca el paladar.

Entre las consecuencias más frecuentes en niños que consumen mucho azúcar de forma habitual encontramos:

• Rechazo de alimentos con sabores naturales (frutas, verduras, legumbres), porque sus papilas gustativas se acostumbran a sabores muy dulces.
• Mayor tendencia a preferir productos ultraprocesados, bollería, refrescos y zumos azucarados.
• Posible dificultad para concentrarse, alteraciones de conducta, cambios bruscos de ánimo y, a largo plazo, mayor riesgo de sobrepeso.

Reducir el azúcar en la alimentación infantil no es solo una cuestión de peso: también es una inversión en su salud física y mental futura.

El consumo elevado de azúcares añadidos tiene múltiples efectos negativos sobre la salud. Entre ellos:

• Destruye el equilibrio mineral del organismo.
• Debilita el sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a infecciones.
• Favorece hiperactividad, ansiedad y subidas rápidas de adrenalina.
• Aumenta el colesterol LDL (colesterol “malo”) y puede disminuir el HDL (colesterol “bueno”).
• Contribuye a la pérdida de elasticidad en tejidos y vasos sanguíneos.
• Puede desencadenar dolores de cabeza y migrañas en personas sensibles.
• Favorece la aparición de caries, problemas de encías y deterioro dental.
• Se asocia con mayor riesgo de depresión y alteraciones del estado de ánimo.
• Aumenta el riesgo de hígado graso, daño pancreático y problemas renales.
• Es un enemigo importante de la motilidad intestinal, favoreciendo el estreñimiento.
• Eleva el riesgo de sobrepeso, obesidad y diabetes tipo 2, y en personas diabéticas puede agravar la enfermedad y sus complicaciones.

Si quieres profundizar en cómo el azúcar afecta a tu cuerpo y cómo empezar a reducirlo, puedes leer más en este artículo: cómo perder la adicción al azúcar y a los carbohidratos refinados.

La idea no es que dejes de golpe todo lo dulce, sino que empieces a recuperar tu paladar y tus niveles de energía reales:

• Revisa etiquetas y evita productos con azúcar, jarabes o dextrosa entre los primeros ingredientes.
• Cambia refrescos y zumos por agua, infusiones o agua con rodajas de fruta.
• Sustituye bollería y galletas por fruta entera, yogur natural y frutos secos.
• Reduce poco a poco el azúcar del café o té hasta acostumbrarte a sabores menos dulces.
• Apuesta por una alimentación basada en comida real: frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, proteínas de calidad y grasas saludables.

Recuerda: no se trata de prohibir por prohibir, sino de entender por qué el azúcar la droga más consumida del mundo se ha colado en tu vida sin que te dieras cuenta y empezar a recuperarla poco a poco para ti.