Todos hemos sentido hambre alguna vez, pues es un proceso natural de nuestro organismo. Ahora bien, ¿por qué tenemos esta sensación y cómo influye en nuestro cuerpo?
No podemos negar que sentir hambre es un impulso muy intenso que se provoca por un cambio en los niveles de hormonas y nutrientes en la sangre. El cerebro lo detecta y manda una señal al cuerpo. Esta señal está compuesta por una variedad de pequeñas señales en las que están implicados distintos órganos y nervios del cuerpo. Por ejemplo:
El vago
Este es uno de los nervios principales que une el cerebro con el cuerpo y sus órganos principales. Podríamos decir que es como una carretera que conecta el cerebro con el aparato digestivo.
Gracias a él, el cerebro sabe los nutrientes que ingieres y cuándo tienes que volver a comer o no.
¿Y cómo sabemos cuándo estamos saciados? Cuando el alimento llega al íleo, que es la primera zona del intestino delgado. Este proceso tarda unos 20 minutos, por lo que es probable que si comemos muy rápido, ingiramos más de lo que necesitamos.
El estómago
El estómago se contrae y empuja los restos que tiene de comida hacia el intestino delgado y provoca ruidos que se conocen como borborigmo, o como diríamos comúnmente ‘sonido de tripas’. Este es el aviso de que el estómago necesita más alimentos.
Páncreas
Este órgano es el encargado de secretar insulina, lo cual hace cuando el cuerpo provoca la señal de hambre. De esta forma, baja la glucosa y sentimos debilidad.
Tracto gastrointestinal
Dentro de este órgano encontramos la conocida hormona del hambre, la ghrelina, la cual envía señales de apetito. Si tenemos un exceso de esta hormona se asocia con obesidad, pues las señales son enviadas por emociones y no por una necesidad.
La sangre
Los nutrientes como la glucosa y los aminoácidos, entre otros, que contiene la sangre, se encuentran en los niveles mínimos cuando sentimos hambre. Por ello, el cuerpo te pide más, ya que, por ejemplo, la glucosa da energía, los aminoácidos alimentan la masa muscular y los ácidos grasos fortalecen el sistema autoinmune.
El cerebro
El cerebro es el órgano principal de nuestro cuerpo y, por tanto, está muy envuelto en la sensación hambre. Además de emitir las señales al resto de órganos, él mismo siente los efectos del hambre. ¿Cómo? Por ejemplo, su capacidad de pensar y tomar decisiones se ralentiza, así como la actividad intelectual. De ahí que los expertos recomienden desayunar bien antes de ir al cole o la universidad.
A pesar de que muchos omiten la señal de hambre por realizar otras tareas o terminar algunas que han empezado, hacerlo no ayuda en nada, sino que puede perjudicarnos. Por tanto, del mismo modo que escuchamos la señal de dormir o descansar, debemos hacer caso a nuestro cuerpo cuando nos dice que tenemos hambre. Eso sí, es importante saber diferenciar el hambre real de la emocional. ¿Quieres saber cómo? ¡Habla con nosotros y te asesoraremos para tener una alimentación saludable!