Si alguna vez te ha pasado que vas a la nevera y coges algo de picar solo por aburrimiento es muy probable que tengas hambre emocional, también si te sientes con el estómago vacío en épocas de nervios, estrés o tras discutir con alguien.
Este tipo de hambre ficticia es muy perjudicial para nuestra salud, ya que nos suele llevar a comer los alimentos más grasos y azucarados que encontramos, lo que contribuye al aumento de peso y a problemas adicionales para nuestro organismo:
¿Qué es el hambre emocional?
El hambre emocional es un tipo de ansiedad que deriva en atracones de comida, por lo general de alimentos poco saludables: Snacks, bollería, refrescos…
Como seres humanos hemos dado al acto de comer una connotación social y psicológica, a diferencia de los animales que comen por instinto para satisfacer una necesidad biológica. El ser humano asocia el acto de comer con la compañía, la abundancia y los momentos alegres.
Por otro lado algunos tipos de alimentos generan un “chute” de dopamina, lo que nos ayuda a sentirnos mejor por un corto lapso de tiempo si estamos tristes o estresados.
¿Qué causa el hambre emocional?
Por lo general el hambre emocional es un hábito arraigado en la persona, como pasa con todos los hábitos tendemos a repetirlo sin darnos cuenta.
Estas son sus posibles causas:
Presión social: Si por parte de la sociedad pensamos que debemos coger peso o todo lo contrario, adelgazar manteniendo fuertes restricciones que después desembocan en grandes atracones.
Ámbito familiar o cultural: Cuando desde niños vemos a nuestro entorno comer en exceso tendemos a incluir ese hábito en nosotros mismos.
Utilizar la comida como vía de escape: Para evitar, calmar o tapar una emoción negativa: Tristeza, estrés, ira…
Hacer dietas demasiado estrictas: Las dietas demasiado estrictas que catalogan algunos alimentos como “Prohibidos” solo hace que tengamos fuertes deseos de tomarlos, lo que a la larga desemboca en atracones.
¿Qué problemas tiene el hambre emocional para la salud?
Si bien el riesgo para la salud física y emocional de la persona puede variar en función del alimento elegido y las cantidades, el peligro sigue ahí.
Por lo general los atracones se dan con comida procesada la cual está llena de aditivos que afectan a nuestro organismo de diferentes maneras, siendo la inflamación crónica la más importante, ya que esta puede derivar incluso en enfermedades autoinmunes.
Tapar una mala sensación con comida también hace que nos alejemos de la verdadera solución del problema, por lo que no hará más que aparecer de nuevo, derivando en más estrés psicológico y en nuevos atracones.
¿Cómo puedo solucionar mi hambre emocional?
Cuando el hambre emocional viene por pautas incorrectas en la alimentación puede solucionarse acudiendo al nutricionista, este creará un plan de comidas estratégico con el que te sentirás saciado y no necesitarás un aporte extra de nutrientes, evitando los atracones de alimentos prohibidos, pues no hay alimentos prohibidos.
Si el problema va más allá de unos hábitos de alimentación incorrectos conviene consultar con un psicólogo, cuando encuentres la raíz de tu hambre emocional podrás solucionar el problema que te atormenta, sintiéndose mejor psicológicamente, en consecuencia el hambre emocional disminuirá mejorando tu salud y aspecto físico.