Siempre nos pasa igual: nos ponemos a dieta y nos invitan a cenar fuera. Es la Ley de Murphy. Posiblemente llevas varios fines de semana en casa y, cuando por fin te decides a bajar de peso, una invitación a salir llega. ¿Dónde irás? ¿Qué habrá en la carta? ¿Podré alimentarme de forma saludable sin estropear lo que he conseguido? Tranquilo, cenar fuera no es un fracaso para tu dieta. Te vamos a dar unas claves para comer fuera de casa.
Querer es poder
Lo primero es concienciarte de que ya has dado el paso para comer saludable y que, por tanto, una salida no va a estropear eso por nada del mundo. Piensa que lo importante es estar con la gente que quieres y no lo que comes. Sal decidido a que vas a alimentarte con platos saludables y que no te aporten calorías extra.
Si piensas cosas como ‘por un día no pasa nada’ o ‘un helado no me hará daño’, al final caerás en un bucle en el que al día siguiente sientes que has fallado y pensarás ¿para qué seguir? Por tanto, ve decidido, piensa en cómo te sentirás si eres capaz de no transigir y en cómo te sentirás si lo haces. Esto te ayudará a no fallar.
No disfrutes solo de la comida
Entendemos que una persona que no tiene una relación del todo saludable con la comida, que suelen ser las que tienen que seguir dietas, piensen en salir a cenar como una oportunidad de ver comida y disfrutarla. Pero ¿por qué no ir más allá? Piensa en el lugar donde vas, la decoración, las vistas que tiene, el entorno, la compañía que has elegido para salir, etc. Mira cómo presentan los platos, cómo van vestidos los camareros, el diseño de la vajilla, la forma de los cubiertos… Esto te despistará de pensar obsesivamente en comer.
Lee bien la carta
No pidas lo primero que te ocurra. Es probable que hay algo más original que un pollo a la plancha que puedes comer en casa. La dieta no tiene que basarse en platos poco elaborados y los restaurante tienen muchas opciones saludables con recetas que se salen de lo común. Detente el tiempo que necesites en mirar la carta, pregunta al camarero las dudas que tengas, y pide si te pueden eliminar algún ingrediente que no quieras, como una salsa grasosa, por ejemplo.
No vayas con el estómago vacío
Cuando tenemos lo que conocemos como ‘un hambre atroz’, nuestro cerebro no piensa más que en comer y esto nos juega una mala pasada. Come una fruta si es necesario antes de salir o alguna infusión o snack saciante.
Elige una bebida saludable
No tenemos mucho que decir al respecto: mejor agua que una bebida carbonatada.
¿Y el postre?
Te entendemos, ver cómo todos comen postre y tú no, no es agradable. Pero piensa que hay muchas opciones como fruta, un lácteo como cuajada o helado de yogur.
¿Quién dijo que no se podía?